Cuando realizamos una inversión en algún producto financiero, obtenemos una rentabilidad sobre nuestro capital invertido. Por un lado podemos disfrutar de un interés simple que es la tasa de revalorización del capital inicial en un período de tiempo determinado. Podría ser el caso de un préstamo en una plataforma de crowdlending.
La ley de capitalización simple sería la siguiente:
Capital final = Capital inicial * (1 + Tasa de Interés * Períodos)
Ejemplo: Calcular el capital final obtenido en una operación financiera de capitalización simple con un 8% de rentabilidad anual durante 10 años con un capital inicial de 1.000€
Capital final = 1.000€ * (1 + 0,08 * 10) = 1.800€
¿Entonces, qué es el interés compuesto o capitalización compuesta?
Por otro lado, podemos encontrar vehículos de inversión que nos ofrecen una capitalización compuesta, esto significa que los rendimientos generados en los distintos períodos se acumulan en el capital y por lo tanto la tasa de interés sucesiva se va calculando sobre montantes cada vez más grandes.
Al contrario de lo que sucede en la capitalización simple, en un instrumento de capitalización compuesta el capital inicial va creciendo en cada período y por tanto los intereses que se generan también lo hacen. Podría ser el caso de una participación en un fondo de inversión.
La ley de capitalización compuesta sería la siguiente:
Capital final = Capital inicial * (1 + Tasa de Interés)Períodos
Ejemplo: Calcular el capital final obtenido en una operación financiera de capitalización compuesta con un 8% de rentabilidad anual durante 10 años con un capital inicial de 1.000€
Capital final = 1.000€ * (1 + 0,08)10 = 2.158,92€
Habrás observado que en ambos ejemplos he utilizado los mismos datos, sin embargo la diferencia es notable. Esto es consecuencia de la capitalización compuesta, el hecho de aumentar el capital sobre el cual se calculan los intereses en cada período hace que la capitalización compuesta sea realmente atractiva a largo plazo.
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